Rómulo, Remo y Khaleesi: avances en ingeniería genética inspirados en los lobos gigantes

Colossal Biosciences presenta a tres lobos genéticamente modificados con rasgos del extinto Canis dirus. Un avance en biotecnología que fusiona ciencia, conservación e innovación genética.
avances en ingeniería genética inspirados en los lobos gigantes

Colossal Biosciences presenta crías de lobo gris con genes del extinto Canis dirus, marcando un hito en la biotecnología evolutiva

En una reserva natural de Norteamérica, tres jóvenes lobos blancos —Rómulo, Remo y Khaleesi— han captado la atención de la comunidad científica y del público general. Estos animales, aunque no son réplicas exactas del extinto lobo terrible (Canis dirus), han sido modificados genéticamente para incorporar algunas de sus características más emblemáticas. El objetivo no era revivir literalmente a los lobos gigantes que desaparecieron hace más de 10.000 años, sino crear una versión moderna con rasgos fenotípicos similares.

Detrás de este logro se encuentra Colossal Biosciences, una empresa biotecnológica con sede en Dallas, fundada por el empresario Ben Lamm y el genetista George Church. La compañía, que se ha convertido en referente global en desextinción funcional, promueve una visión ambiciosa: aplicar la ingeniería genética para recuperar funciones ecológicas perdidas y dar herramientas a la conservación del futuro.

El regreso (parcial) de los lobos gigantes: así lo han hecho

El proceso ha sido tan complejo como innovador. Colossal extrajo material genético de dos fósiles clave de lobo gigante: un diente de 13.000 años hallado en Ohio y un hueso del oído interno de 72.000 años encontrado en Idaho. A partir de estas muestras se recuperó cerca del 91% del genoma original del Canis dirus. Este material fue comparado con el genoma del lobo común, con el que comparte un 99,5% de similitud, y se identificaron 20 variantes clave distribuidas en 14 genes responsables del tamaño, musculatura y otras características distintivas de los lobos gigantes.

Una vez identificadas esas variantes, el equipo editó células del lobo gris para incorporar estos genes mediante técnicas de edición avanzada. Posteriormente, los embriones fueron implantados en perras sustitutas. De los 45 embriones creados, solo dos llegaron a término: Rómulo y Remo, nacidos en octubre de 2024. Khaleesi, la tercera, nació en enero de 2025. A los seis meses, ya medían 1,20 metros y pesaban más de 80 kilos. No se trata de clones, ni de una especie revivida al completo, sino de animales diseñados para parecerse fenotípicamente a los lobos gigantes, algo que su jefa científica, Beth Shapiro, define como “una creación basada en el aspecto y el comportamiento, no una réplica exacta”.

Lobos gigantes y Juego de Tronos como gancho mediático

El componente cultural no ha pasado desapercibido. Ben Lamm, CEO de Colossal, ha compartido una imagen de los lobos junto a una réplica del Trono de Hierro, en clara alusión a la serie Juego de Tronos, donde los lobos guargos acompañan a la familia Stark. El mensaje “Winter has come" acompaña la imagen en un tono que refuerza la narrativa mediática del proyecto. No solo resalta la conexión con la cultura popular, sino que potencia la estrategia de Colossal de situarse en el cruce entre ciencia, entretenimiento e impacto social.

Un avance revolucionario, no exento de dilemas

Este hito científico ha avivado el debate sobre los límites de la biotecnología. ¿Estamos ante un avance para la conservación o ante un experimento con tintes de espectáculo? Mientras algunos celebran la posibilidad de devolver funciones ecológicas perdidas, otros advierten sobre el riesgo de crear híbridos sin un lugar claro en los ecosistemas actuales.

Colossal defiende su trabajo como una herramienta para fortalecer la biodiversidad global y desarrollar soluciones tecnológicas aplicables a especies amenazadas. De hecho, proyectos similares están en marcha para el mamut lanudo, el dodo y el tilacino. Paralelamente, la empresa ha desarrollado ratones lanudos, ha clonado lobos rojos funcionalmente extintos, y trabaja en tecnologías como úteros artificiales y biobancos celulares, con aplicaciones que van mucho más allá de la desextinción.

En definitiva, los “lobos gigantes” nacidos de este proyecto no son un regreso al pasado, sino una ventana al futuro de la ciencia evolutiva.

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