La nueva normativa para puertos USB-C en Windows 11 busca terminar con la confusión… al estilo Apple
Durante años, conectar un cable USB-C en un portátil con Windows ha sido casi un juego de azar. A veces funcionaba a la primera, otras no cargaba, no transmitía vídeo o, directamente, parecía burlarse del usuario escupiéndole el conector. Pero ahora, Microsoft asegura estar a punto de poner orden de una vez por todas. Y esta vez, va en serio.
La compañía ha anunciado una reforma significativa en el programa de compatibilidad de hardware de Windows (WHCP), que obligará a los fabricantes de portátiles a cumplir con requisitos específicos en sus puertos USB-C. Entre ellos, la obligatoriedad de que todos los puertos admitan funciones como Power Delivery (carga rápida), DisplayPort Alt Mode (salida de vídeo), y compatibilidad universal con periféricos, cargadores y pantallas.
Esto significa que si compras un portátil certificado por el WHCP, podrás estar seguro de que cualquier puerto USB-C funcionará como debe. En otras palabras: se acabó la lotería.
El nuevo estándar exigirá puertos más capaces y más fiables
Hasta ahora, estas características eran opcionales, lo que provocaba una mezcla de puertos con capacidades distintas dentro del mismo dispositivo. Algunos podían cargar rápidamente un móvil mientras transmitían vídeo 4K, y otros apenas servían para mover datos lentamente. Esa inconsistencia ha sido una fuente constante de frustración para los usuarios y soporte técnico por igual.
Microsoft lo explica así en su blog oficial: “Estamos transformando el dolor en política”. Y vaya si lo han hecho. Con este cambio, todos los puertos USB-C de un portátil con Windows 11 certificado deberán ofrecer una experiencia homogénea, con soporte para los estándares más exigentes: USB4, Thunderbolt 3, y velocidades de hasta 80 Gbps si el hardware lo permite.
El objetivo es claro: acabar con el caos y ofrecer una experiencia tan coherente como la que Apple ha conseguido con sus MacBook.
Una medida necesaria… que aún depende de los fabricantes
Pero hay un matiz importante: estas nuevas reglas solo se aplican si los fabricantes deciden adherirse al WHCP. Es decir, si un fabricante no busca la certificación, puede seguir sacando portátiles con puertos mediocres. Y aunque Microsoft tiene suficiente peso en el mercado para empujar esta normativa, el éxito final dependerá de cuántos se suban al carro.
Desde sitios especializados han valorado positivamente la medida, destacando que esta es una de las primeras veces que Microsoft impone requisitos tan estrictos sobre conectividad física, algo que tradicionalmente ha dejado en manos de los fabricantes. También celebran que se empiece a igualar la experiencia de usuario con la de macOS, donde todo “simplemente funciona”.
¿Por fin podremos dejar de investigar antes de comprar un cable?
Aunque los puertos se estandaricen, los cables siguen siendo un terreno algo más pantanoso. Según reconoce el propio equipo de Microsoft, aún será necesario prestar atención a las etiquetas de rendimiento en los cables USB-C, ya que existen muchos modelos visualmente idénticos pero con prestaciones muy distintas.
Eso sí, al menos la ecuación será más simple: si tienes un portátil certificado, y compras un cable con buen etiquetado, puedes estar seguro de que va a funcionar como debería. Una gran mejora respecto a la incertidumbre actual.
Una apuesta por la claridad… pero también por el control
Desde su blog técnico, Microsoft insiste en que esta iniciativa no busca sólo simplificar la vida de los usuarios, sino también ayudar a reducir problemas de soporte técnico y fomentar la adopción de nuevas tecnologías sin tantas fricciones. Pero en el fondo también es una manera de recuperar algo de control sobre la experiencia de uso en el ecosistema Windows, algo que Apple ha gestionado con puño de hierro desde hace años.
La jugada es clara: si quieres que Windows 11 funcione como debería, sigue las reglas. Y si no, pues te quedas fuera del sello de calidad.
Fuentes:
Windows Latest
Neowin